Madre de los jerezanos
y de sus campos en flor,
una corona de amor
te ofrecen hoy nuestras manos.
Reina que todo lo puedes,
mi vida agua de la lluvia
de tus mercedes.
II
Arde entre los fuegos vivos
como una voz demuestra sed:
mercedes de tu Merced
piden de Tí tus cautivos,
Dale a mis campos mas flores,
¡más flores tendrá la dueña
de mis amores!
ESTRIBILLO
Como olvida la noche la aurora
olvida tú, Redentora,
nuestra humilde pequeñez.
Y acepto, Señora,
con mirada amiga,
rendida de amor a tus pies,
el racimo, la flor y la espiga
que te ofrece, cantando, Jerez.