En el respeto a las opiniones particulares de cada uno, tengo que mostrar mi discrepancia con aquellas en las que en modo alguno puedo estar de acuerdo ni en su contenido ni en su intención.
Ya he oído por tres veces en estos días del Triduo, el comentario de que el Salón de Ocio de la Hermandad terminará por convertirse en una peña.
Esto de entrada, me parece un insulto a los hermanos y hermanas que van a la Hermandad, a los cultos, a colaborar con Mayordomía o Capillería, a reunirse con el grupo de costaleros, o simplemente a estar un rato con otros hermanos y a comentar de fútbol, de política o porque no, de las actividades de la Hermandad.
Es increíble que después de cuatro años de triste soledad en la que nos hemos visto envueltos los pocos que hemos asistido con cierta regularidad por la Hermandad, se ponga ahora en cuestión que el salón de ocio se encuentra abarrotado y que teniendo en cuenta que esto no va a durar, si perdurara en el tiempo, se terminaría convirtiendo en una peña de amigotes que van a tomar cuatro copas y sin otro animo que no sea el de pasar el rato, sin importarles para nada la Hermandad.
Si agregamos que además como se ha adjudicado el salón a un profesional de la hostelería y que este lo que va a intentar por todos los medios es ganar dinero (está en su derecho) ofreciendo posibilidades gastronómicas para que los que estén puedan disfrutar un buen rato en compañía de sus amigos, sus novias, su familia, etc. pues redundará en que el interés por estar allí sea cualquiera menos el de estar en la Hermandad.
Me remito a las técnicas misioneras que empleaba Jesús para llegar a la gente sin pedirle nada a cambio y que también nos ha explicado en su predicación del Triduo, Don Luis, nuestro Director Espiritual. Por la cabeza, Por el corazón y también, Por el estomago.
Vamos a dejarnos de comentarios derrotistas y vamos a poner todo nuestro empeño para que la Hermandad, sea eso, UNA HERMANDAD.
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