sábado, 10 de marzo de 2012

QUE LE VAMOS A HACER, ELLOS, SON ASI...

Como todo sabéis, yo soy una persona divorciada y casada por segunda vez, civilmente. Por este motivo, estoy apartado, de acuerdo con las leyes de la Iglesia, de la comunión con ella.
Yo lo asumo, pero atendiendo la recomendación de S.S. Juan  Pablo II que dijo que la Iglesia tuviera los brazos abiertos con los que como yo viven estas circunstancias, sigo como me decía mi buen amigo Don Angel Romero Castellanos "trabajando todo lo que puedo y en la confianza de que cuando tenga que dar cuentas a Dios Padre, notaré que las cosas del Cielo, no tienen nada que ver con las cosas de la Tierra".
Tengo sesenta y dos años, y he vivido toda mi vida en el seno de la Iglesia, y mis circunstancias personales no van a hacer que pierda mi Fe, a pesar de las decisiones que he tenido que tomar en el transcurso de los años vividos.
Sigo teniendo necesidad de estar cerca de Dios y tengo sed de El.
Anoche en el Quinario de la Hermandad, hice la lectura del libro del Génesis. Esta noche, mi buena y querida amiga Mercedes Fontádez, me ha ofrecido rezar el Santo Rosario, y lo he hecho.
Desde el ambón, he podido ver las risitas maledicentes y sarcásticas de quienes hacían critica de que estuviera rezando el Rosario. Ha habido quien se ha levantado y cuando se dirigía a salir de la Iglesia, se ha encontrado con una pareja que entraba y señalándome, se han reído supongo, que diciendo que, que hacía semejante individuo rezando el Rosario.
Después, todos ellos, se han acercado a recibir el Cuerpo de Cristo en la Comunión.
Fariseos y sepulcros blanqueados. Solo hay una diferencia entre ellos y yo. Ellos son justos y yo soy un pecador público y así lo reconozco. Pero tengo la enorme suerte de que Jesús cuando vino al mundo lo hizo para salvar pecadores y no justos. Mira por donde, he tenido la enorme suerte de que Jesús venga a salvarme a mi, entre otros.

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