domingo, 15 de abril de 2012

EL AZULEJO.

Ayer por la mañana, mientras esperaba que llegaran a la Hermandad los hermanos que traían las viandas para la convivencia, me quedé en el coche, aparcado casi frente a la puerta principal de nuestra Parroquia.
Llovió un buen cahaparrón mientras esperaba. Entonces observé a un señor mayor, que pasaba andando por delante de la puerta del Templo, y al llegar a la altura del azulejo de Nuestro Padre Jesús de las Misericordias, se paró, se puso frente a El, le tiró un beso, se detuvo durante unos segundos, volvió a tirarle otro beso y se marchó.
De nuevo pasó una señora, se hizo la señal de la Cruz y continuo su caminar. Pasaron una pareja de jóvenes enamorados, cogidos de la mano, se pararon ante El, rezaron y continuaron. Despúes dos señoras y un poquitín después un anciano matrimonio. Todo transcurrió en no más de cinco minutos, y me llamó al atención, la importancia que tiene el tener ese azulejo en la fachada de la Iglesia, que brinda al estar, la posibilidad de que los que se encuentran con El, puedan dirigir una plegaria, una petición, dar las gracias, o tirar un beso.


También asi, casi sin darnos cuenta, dejando un azulejo colocado en la pared, propiciamos la posibilidad de un encuentro con Dios. ¡Que importantes, son, los pequeños detalles!

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